miércoles, 31 de diciembre de 2008

La Belleza

Enemigo de la guerra
y su reverso, la medalla
no propuse otra batalla
que librar al corazón
de ponerse cuerpo a tierra
bajo el paso de una historia
que iba a alzar hasta la gloria
el poder de la razón
y ahora que ya no hay trincheras
el combate es la escalera
y el que trepe a lo mas alto
pondrá a salvo su cabeza
Aunque se hunda en el asfalto
la belleza...

Míralos, como reptiles,
al acecho de la presa,
negociando en cada mesa
maquillajes de ocasión;
siguen todos los raíles
que conduzcan a la cumbre,
locos por que nos deslumbre
su parásita ambición.
Antes iban de profetas
y ahora el éxito es su meta;
mercaderes, traficantes,
mas que nausea dan tristeza,
no rozaron ni un instante
la belleza...

Y me hablaron de futuros
fraternales, solidarios,
donde todo lo falsario
acabaría en el pilón.
Y ahora que se cae el muro
ya no somos tan iguales,
tanto vendes, tanto vales,
¡viva la revolución!
Reivindico el espejismo
de intentar ser uno mismo,
ese viaje hacia la nada
que consiste en la certeza
de encontrar en tu mirada
la belleza…


sábado, 27 de diciembre de 2008

Sexualidades y Jerarquía Católica

A proposito de lo anterior y del tema que se ha venido desarrollando acá:

PECULIARIDADES Y DELITOS CATÓLICOS

Lucha social y relaciones de pareja

Opino que las luchas sociales no son incompatibles con las formas de vincularse y amar/se en pareja. Más bien creo que las luchas sociales tienen muchos frentes y que las relaciones de pareja constituyen un nivel más de esa lucha política por producir mundos mejores.

Vivimos en formaciones que saturan con su lógica mercantil, que incomunican y desgarran, incluso ahí en lo más personal, en lo más íntimo. Por lo tanto, lo urgente e importante es hacer bien el amor (de todas las formas posibles y deseadas) y dar bien las guerras que nos obligan a dar para que no hayan más guerras.

Ser comunista, socialista, revolucionari@ o como se le quieran llamar es tener la capacidad y el valor de amar al prójimo como a l@s herman@s y tener amor propio con autoestima, autonomía y comunidad. No significa ser un/a robot militante, sino más bien poder ser persona que se humaniza en sus fortalezas y debilidades, en sus fracturas e inconsistencias, en sus contradicciones, en sus amores y en sus duelos, que aprende de sus errores y aciertos para dar testimonios de lucha más efectivos, más vigorosos y mejores.

En el esfuerzo por producir mundos gratificantes, festivos, alegres y amables con la gente y el entorno natural, que es el que nos convoca, es necesario pensar las relaciones de pareja. Es posible que "dejarse ir" (como me decía una amiga por ahí) en ciertos casos tenga el efecto de fluir a favor de la corriente o de la inercia del sistema de dominación que desagrega e incomunica. Querer bien, con sabiduría, con principios éticos y con conciencia política es responsabilidad de quienes deseamos hacer nacer formas más felices de existir y convivir.

Lo anterior no quiere decir que haya que controlar lo que se siente. Más bien hay que aprender a aceptarlo, a tenerle paciencia, a quererlo y, sobretodo, a escucharlo y hacerlo posible.

martes, 23 de diciembre de 2008

Everybody's talkin' at me

Everybody's talking at me
I don't hear a work they're saying
Only the echoes of my mind

People they're stopping and staring
I can't see their faces
Only the shadows of their eyes

I'm going where the sun keeps shining
Through the pouring rain
I'm going where the weather suits my clothes

I'm banking off of the northeast wind
Sailing on summer breeze
And skipping over the ocean like a stone

I'm going where the sun keeps shining
Through the pouring rain
I'm going where the weather suits my clothes

I'm banking off of the northeast wind
Sailing on summer breeze
And skipping over the ocean like a stone

Everybody's talking at me
I don't hear a word they're saying
Only the echoes of my mind

I won't let you leave my love behind

domingo, 21 de diciembre de 2008

La historia de las miradas

Mira Capitán (porque debo aclararles que en el tiempo en que yo conocí al Viejo Antonio tenía yo el grado de Capitán Segundo de Infantería Insurgente, lo que no dejaba de ser un típico sarcasmo zapatista porque sólo éramos cuatro –desde entonces el Viejo Antonio me llama “Capitán”), mira Capitán, hubo un tiempo, hace mucho tiempo, en que nadie miraba…
No es que no tuvieran ojos los hombres y mujeres que se caminaban estas tierras.
Tenían de por sí, pero no miraban. Los dioses más grandes, los que nacieron el mundo, los más primeros, de por sí habían nacido muchas cosas sin dejar mero clarito para qué o por qué o sea la razón o el trabajo que cada cosa debía de hacer o de tratar de hacer. Porque de que cada cosa tenía su por qué, pues sí, porque los dioses que nacieron el mundo, los más primeros, de por sí eran los más grandes y ellos sí se sabían bien para qué o por qué cada cosa, eran dioses pues.
Pero resulta que estos dioses primeros no muy se preocupaban de lo que hacían, todo lo hacían como fiesta, como juego, como baile. De por sí cuentan los más viejos de los viejos que, cuando los primeros dioses se reunían, seguro tenía que haber una su marimba, porque seguro que al final de sus asambleas se venían la cantadera y la bailadera. Es más, dicen que si la marimba no estaba a la mano, pues nomás no había asamblea y ahí se estaban los dioses, rascándose nomás la barriga, contando chistes y haciéndose travesuras.
Bueno, el caso es que los dioses primeros, los más grandes, nacieron el mundo, pero no dejaron claro el para qué o el por qué de cada cosa. Y una de estas cosas eran los ojos.
¿Acaso habían dejado dicho los dioses que los ojos eran para mirar? No pues.
Y entonces ahí se andaban los primeros hombres y mujeres que acá se caminaron, a los tumbos, dándose golpes y caídas, chocándose entre ellos y agarrando cosas que no querían y dejando de tomar cosas que sí querían. Así como de por sí hace mucha gente ahora, que toma lo que no quiere y le hace daño, y deja de agarrar lo que necesita y la hace mejor, que anda tropezándose y chocando unos con otros.
O sea que los hombres y mujeres primeros sí tenían unos sus ojos, sí pues, pero no miraban. Y muchos y muy variados eran los tipos de ojos que tenían los más primeros hombres y mujeres. Los había de todos los colores y de todos los tamaños, los había de diferentes formas. Había ojos redondos, rasgados, ovalados, chicos, grandes, medianos, negros, azules, amarillos, verdes, marrones, rojos y blancos. Sí, muchos ojos, dos en cada hombre y mujer primeros, pero nada que miraban.
Y así se hubiera seguido todo hasta nuestros días si no es porque una vez pasó algo. Resulta que estaban los dioses primeros, los que nacieron el mundo, los más grandes, haciendo una su bailadera porque agosto era, pues, mes de memoria y de mañana, cuando unos hombres y mujeres que no miraban se fueron a dar a donde estaban los dioses en su fiestadero y ahí nomás se chocaron con los dioses y unos fueron a dar contra la marimba y la tumbaron y entonces la fiesta se hizo puro borlote y se paró la música y se paró la cantadera y pues también la bailadera se detuvo y gran relajo se hizo y los dioses primeros de un lado a otro tratando de ver por qué se detuvo la fiesta y los hombres y mujeres que no miraban se seguían tropezando y chocando entre ellos y con los dioses. Y así se pasaron un buen rato, entre choques, caídas, mentadas y maldiciones.
Ya por fin al rato como que se dieron cuenta los dioses más grandes que todo el desbarajuste se había hecho cuando llegaron esos hombres y mujeres. Y entonces los juntaron y les hablaron y les preguntaron si acaso no miraban por dónde caminaban. Y entonces los hombres y mujeres más primeros no se miraron porque de por sí no miraban, pero preguntaron qué cosa es “mirar”. Y entonces los dioses que nacieron el mundo se dieron cuenta de que no les habían dejado claro para qué servían los ojos, o sea cuál era su razón de ser, su por qué y su para qué de los ojos. Y ya les explicaron los dioses más grandes a los hombres y mujeres primeros qué cosa era mirar, y los enseñaron a mirar.
Así aprendieron estos hombres y mujeres que se puede mirar al otro, saber que es y que está y que es otro y así no chocar con él, ni pegarlo, ni pasarle encima, ni tropezarlo.
Supieron también que se puede mirar adentro del otro y ver lo que siente su corazón.
Porque no siempre el corazón se habla con las palabras que nacen los labios.
Muchas veces habla el corazón con la piel, con la mirada o con pasos se habla.
También aprendieron a mirar a quien mira mirándose, que son aquellos que se buscan a sí mismos en las miradas de otros.
Y supieron mirar a los otros que los miran mirar.
Y todas las miradas aprendieron los primeros hombres y mujeres. Y la más importante que aprendieron es la mirada que se mira a sí misma y se sabe y se conoce, la mirada que se mira a sí misma mirando y mirándose, que mira caminos y mira mañanas que no se han nacido todavía, caminos aún por andarse y madrugadas por parirse.

http://www.losotroscuentos.org/

miércoles, 17 de diciembre de 2008

lunes, 15 de diciembre de 2008

Tropezón

El sonido del aire acondicionado me hace recordar que vivo aturdido por la bulla de este edificio donde no existo. Veo lo que hago sin darle carácter, sin poder imprirmirle dirección, sur.
Tengo tres días de pensar que la resistencia se hace contra la pereza,
pero la pereza gana, y gana quién deambula como zombie,
quien es normal.
Quién se aviene a las normas, quién acepta las prohibiciones,
quién fluye en el alud de barro y piedras de crack.
Esta vitrina muestra ropa americana enmohecida,
tejida por manos centroamericanas o indonesas, da lo mismo.
Como da lo mismo lo que llueve,
lo que seca, lo que muele.
Da lo mismo la cáscara de huevo en media autopista,
da lo mismo mi muerte y la vida y el sol.
La luz del sol se extinguirá y nada será todo o al revés.
A veces los carros me golpean con sus faros en la sien.
A veces el asfalto es mi cama.
A veces me veo desde el alambre de un transformador cercano.
A veces sueño con detonaciones y muchedumbres,
con su descarga de corriente en la columna.
Estoy harto de caer en los mismos huecos,
mis huecos, mis ecos, como el sin par borracho Antón.

La paz en Colombia

Fidel Castro Ruz

miércoles, 10 de diciembre de 2008

MEP

En un documento sobre la política sobre la educación en sexualidad humana del Ministerio de Educación Pública no aparece ni una sola vez la palabra "placer" mientras que las palabras "moral", "espiritual" y "fe" aparecen reiteradamente. Es decir, políticamente lo que el gobierno de este país plantea como educación en sexualidad humana es impartir clases de catecismo.

¡La Virgen de los Ángeles nos proteja!

Deseo, incomunicación y consumo

Desde hace un tiempo me empeño en desentrañar el tema de la coincidencia, el deseo y los muros. No avanzo mucho, a pesar de asistir religiosamente al diván.

Si el deseo solo puede ser satisfecho parcialmente, ¿qué permite que se detenga el impulso del consumo? ¿Es posible alcanzar estados de satisfacción estables o de equilibrio, como algún amigo bloggero me sugería?

Este tema me parece importante, porque el modo de dominación nos ubica en un lugar de contradicción que permite que los esfuerzos humanos sigan orientados hacia la desigual acumulación de riqueza y, por ende, hacia la guerra en contra del tejido social humano y la naturaleza.

El desgarre, al menos para un "machito" patriarcal como yo, que pertenece a una formación social cuyo Estado aun no está separado de la Iglesia, se haya en la siguiente contradicción: las relaciones de pareja deben ser monogamicas, según las buenas costumbres y la inercia cultural conservadora, es decir, el sistema de dominación, y por otro lado, se satura la cotidianidad de sexo, sobretodo gracias al complejo comercial publicitario. El sexo vende, sobretodo los cuerpos de mujeres dispuestos al consumo.

Entonces, ¿qué insatisfacción es "natural" propia de la forma parcial de la satisfacción del deseo y qué insatisfacción es inducida?

Hace un tiempo, conversando con amigas, alguna me decía: "uno nunca puede mostrar todas las cartas", sugiriendo que para que alguien corresponda al propio deseo, uno debe esconderlo, encubrirlo o insinuarlo. Un amigo, un poco más primitivamente, me decía: "cuando a usted le gusta una mujer, lo mejor que puede hacer es ignorarla", palabras soeces más, palabras menos.

Pregunta: ¿cuando uno desea, lo mejor será mostrar que no se desea o que no se desea tanto? A mí no me deja de sorprender este nivel de incomunicación. Yo creo que es más fácil cuando las cosas son claras desde el inicio. Así, no hay espacio para malos entendidos. No es necesario interpretar nada, porque no hace falta.

Ahora, ustedes se preguntarán, ¿qué tiene que ver lo de los malentendidos con lo primero que se mencionaba sobre el desgarre entre la monogamia y el sexo como impulso del consumo? Pues bien, me parece que tienen relación.

El tener que insinuarse o mostrarse parcialmente tiene que ver con la forma represiva que adopta el deseo en las formaciones sociales contemporáneas. Ese sí pero no, es para fines prácticos un no. Pero no es un "no" definitivo. Es decir, que hay que buscar el sí, hay que esforzarse, no hay que darse por vencido. Como si uno estuviera en una carrera o en una competencia o en una guerra.

Guerra es la palabra clave. Sí se está en una guerra, o más bien en varias a la vez. Ese es justo el problema.

Si l@s human@s nos dedicaramos a querernos, a mirarnos, a escucharnos, a reconocernos, a acompañarnos y a resistir a eso que incomunica, inevitablemente habría que producir otras formas de relacionarse y con ello, otra sociedad diferente a ésta. Quizá, más amable, más liviana, más cercana, más humana. Por lo tanto, es preciso crear las condiciones para incomunicar, para evitar que aparezca lo que importa verdaderamente ahí donde se instalan los móviles, los implantes, las navidades y los dientes blancos.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Estado e Iglesia

La iglesia es el Estado en mi mente,
sobretodo en mis culpas.
La iglesia en mi mente es necesaria para reproducir el sistema señorial de dominación.
La mejor vida está en el más allá.
Es preciso soportar las lágrimas del valle del más acá.
La soberbia es el pecado mayor.
Sobretodo, la soberbia de quererse autónomo, responsable,
libre de pecado, sujeto de deseo.