miércoles, 25 de febrero de 2009

Diario de la maquila IV

Los días en este encierro de luz artificial se extienden una hora.
Llueve afuera y por dentro brisa, escombro.
Floto en la silla desde donde se escriben estas letras.
El suspenso del cuerpo al servicio del capital trasnacional.
El suspenso de la vida para vivir.
Dejar de existir para sobrevivir.
Esta no es vida, pero las piedras no se ven.
Se hayan en el fondo del mar muerto,
en el aire muerto, en la tierra.
Esta historia que he sido se ha escrito,
ha sucedido y sucede con poca intervención de mí.
¿Que es el objeto a?

miércoles, 18 de febrero de 2009

En la resistencia de la cocina

A veces pienso...(sí, aunque no lo crean). A veces pienso que un amigo alguna vez tuvo razón. A veces pienso que sí, es cierto, hay un énfasis sobredimensionado que se hace con respecto a la búsqueda de felicidad en los vínculos de pareja. Mi amigo me hacía la observación de que le parecía que yo ponía mucho en juego ahí, en las relaciones de pareja. Me sugería sublimar algo de esa energía puesta ahí, y gracias a ese consejo empecé a escribir estas cosas que escribo.

Le doy la razón, aunque no creo que esa característica de sobredimensionar las relaciones de pareja sea únicamente mía. Me parece que la formación social en la que habito promueve la búsqueda de felicidad en la relación de pareja como lugar privilegiado. Es ahí donde los hombres y mujeres debemos buscar la satisfacción y la felicidad. En la pareja, que debe de culminar en matrimonio y por extensión en la crianza de niñ@s. Además, los vínculos amorosos son siempre de a dos, excluyentes y ensimismados. Se supone que una vez que se ha encontrado a "la" o "el" o "la/el" o "el/la" indicad@, la búsqueda termina y llega la felicidad. Como en una novela de televisión.

El sistema de dominación, a través de sus instituciones, promueve y desea que la búsqueda se haga fundamentalmente ahí. La razón es sencilla: esa búsqueda, en las condiciones en que existimos (es posible que en otras condiciones también), está perdida desde el inicio, pero las personas la encontramos completamente posible, deseable y alcanzable.

La clave del sistema de dominación es hacer énfasis en que "la" relación de pareja es la felicidad, es ahí donde se debe buscar y no en otro lugar. La categoría privilegiada del sistema es la diversión (en su forma de entretenimiento y goce inmediato y en su sentido de distracción principalmente). Es la zanahoria que pende del hilo atada a una caña que a su vez se haya atada al cuello del burro y que éste persigue incesablemente y jamás alcanza. La puede oler, la ve en su intensidad y volumen naranja y verde, pero jamás la obtendrá, a menos de que rompa la estructura dentro de la cuál se posicionan en relación uno con la otra.

Para el sistema de dominación lo importante es que no se vea todo lo importante. Además, promueve cierta forma y sentido de pareja, justamente el que le sirve para cooptar el cambio y prolongarse como sistema.

Por lo tanto, nuestra lucha deber ser contra lo que se plantea como imposible. En la imposibilidad se haya la prohibición. Una sociedad equitativa, justa, gratificante, amable con las personas y la naturaleza es imposible, es decir prohibida.

Nuestra tarea es hacer posible lo que el sistema de dominación construye ideológicamente como imposible.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Algunas ideas de Siglo XXI: Militar en la Izquierda

Para Helio Gallardo, los nuevos partidos de izquierda deben de evitar antiguos errores. Para lograrlo, existen algunos principios que podrían ayudar:

1. La izquierda es un lugar epistémico, es un método, una forma de ver y acercarse a las realidades políticas. Las izquierdas no forman parte de un sistema cerrado donde en un extremo se encuentra la extrema derecha y en el otro se ubican ellas. Todas las izquierdas deben ser radicales, es decir, deben pensar estructuras y correlaciones de fuerza. Las izquierdas no necesitan ser contrapeso de las derechas (lo que no es cierto en anatomía, jaa). Las formaciones sociales modernas pueden ser pensadas con solo esfuerzos políticos de izquierda.

2. Dejar de lado el lenguaje de vanguardia-masas. No existen masas, existen personas con historias y experiencias en situación. Lo importante es hacer énfasis en el principio moderno de agencia. No existen iluminados dirigentes y masas dirigidas, lo que deben aparecer son liderazgos funcionales. Cada quién debe ser vanguardia de sí mismo y debe participar en las luchas sociales porque le va la vida en ello, solo así se lucha hasta el final. Más que dirección, lo que el pueblo social exige es escucha. Pueblo social es aquel que no es dueño de su vida y lo sabe y lucha por transformar ese hecho.

3. Pensar en articulación más que en unidad. Nuestras formaciones sociales se componen de grupos de personas con intereses distintos, distintos tiempos, diferentes formas de pensar. En las luchas sociales, cada quien participa en ellas desde lo que le significa personalmente. El concepto de unidad tiende a invisibilizar que los grupos que luchan, luchan por diversos motivos y persiguen objetivos distintos y hasta aveces contradictorios. Unidad es hacer una "masa" homogénea de gente que es necesariamente distinta en situaciones singulares. Haciendo una imagen, no es lo mismo una trabajadora de una maquila que el gerente de la misma maquila, y ambos son obrer@s.

4. No existen ejes de lucha prioritarios. Son tan importantes las luchas de mujeres con teoría de genero, como las de l@s ecologístas, como las de trabador@s que luchan por transformar la relación salarial, como las de jóvenes y ancianos que luchan por una formación social no adultocéntrica, como la de los pueblos originarios que luchan por que se les reconozca su diferencia y que ello no signifique discriminación.

Fuente: Siglo XXI: Militar en la izquierda, Arlekín, San José de Costa Rica, 2005. 442 páginas.

martes, 3 de febrero de 2009

Administración social de la libido

"Le doy una canción a los pecados que no gasté,
los que no pude
"
Testamento, Silvio Rodríguez


Hace un tiempo que no escribo. Entre las cosas que me pasan por la mente es que se escribe cuando se puede, no cuando se quiere. El tema de la voluntad es algo interesante. Hay algo más allá de la voluntad que es lo que permite hacer. Ese más allá se me antoja misterioso, indeterminado.

Pienso en lo difícil que me ha resultado escribir mi tesis de licenciatura. Hace ya más de cuatro años que completé todos los cursos de licenciatura y sin embargo no he encontrado las ganas de escribir. Y no es que no he tenido la voluntad. He formulado y reformulado el tema que me interesa, lo he pensado, he leído algunos libros, y sin embargo, no logro escribir.

El tema es sencillo, aunque tenga un nombre curioso: la administración social de la libido. Quisiera hacer un estudio que abordara en términos simples el control social de la sexualidad. Si, ya sé, Foucault habló de eso en La historia de la Sexualidad, que por cierto, no he logrado terminar el tomo tres, y me ha resultado algo pesado. Si, Freud también habló de eso y también Reich y muchos otros. Creo que aquí está el primer problema: hay mucho que leer. He leído algo, como dije, pero entre más leo, menos entiendo y más me hace falta...

¿Por qué me interesé en este tema? Pues bien, evidentemente porque pienso que tiene que ver conmigo, con mi historia y con mi desarrollo. De ahí que también es difícil. El tema me implica, porque siento que mi desarrollo sexual ha estado lleno de culpas y dolores innecesarios. Y creo que no soy sólo yo el responsable de que haya sido así.

Recuerdo que cuando empecé a descubrir que mis genitales me proporcionaban placer, también empecé a descubrir una modalidad de culpa hasta ese momento desconocida para mí. Siempre o casi siempre, el placer intenso que me proporcionaba el orgasmo venía acompañado de una culpa de intensidad similar. Empecé a tener ideas obsesivas: sentía que cada vez que recurría al autoerotismo algo malo iba a ocurrirme durante el día, y si era en la noche, al día siguiente. Pueden imaginar el peso que significaba tener esas ideas obsesivas para un joven onanista entusiasta.

Mi entrada a la sexualidad adulta estuvo llena de temor, de culpa y de baja autoestima. Probablemente hubo diversos factores determinaron esa baja autoestima (vergüenza), esa culpa y ese miedo, pero sin temor a equivocarme, la tradición Católica cumplió un papel fundamental en ese devenir sexuado desgarrador.

Para la doctrina Católica, literalmente medieval, sólo hay una sexualidad legítima: aquella que se da entre esposo y esposa en el sacramento del matrimonio con el fin de reproducir a la especie. La sexualidad humana como juego, como envite, como fiesta, como alegría, como disfrute, como comunicación entre seres humanos no es legitima. Es pecaminosa. Es una sexualidad "desordenada" que esclaviza y pervierte la "naturaleza humana" y, por lo tanto, produce la ira de Dios. Muchos de nosotros incorporamos esta sensibilidad a nuestra subjetividad en la leche materna.

Aún hoy, en pleno siglo XXI, hablar abiertamente sobre relaciones sexuales, sobre nuestro devenir sexuados, sobre el autoerotismo (masturbación sin el contenido puritano-católico que históricamente produjo el término), sobre orgasmos, sobre pornografía, sobre genitales, en fin, sobre una de las dimensiones humanas más básicas resulta difícil para algunos de nosotros.

Creo que éste ha sido otro factor importante en mi dificultad para escribir. Hasta hoy soy capaz de decir que no siento vergüenza de mí, ni de mi cuerpo, ni de mi placer. Doy gracias porque existen.

Mi objetivo es combatir esa culpa, ese dolor, ese miedo, esa vergüenza. Podríamos producir un mundo más alegre, más amable y mejor si dedicamos nuestra vida a luchar contra las fuerzas que endurecen nuestro corazón y lo marchitan.