martes, 28 de febrero de 2017

Lent et grave

Escucho a Satie y el piano me evoca una tristeza sosegada.
Como si comprendiera profundamente que todo está perdido.
Que la angustia de anticipación no es más que angustia de resignación.
Y que esa idea está bien.
Que estoy bien con esa idea.
Si todo está perdido, al menos se puede hacer otra cosa.

jueves, 16 de febrero de 2017

Houdini

Esta soledad no es sola.
Es un cúmulo de soledades.
El presente es sólo la acumulación de abismos.
Cada vez que me separo, vuelvo a tener seis meses de edad.
Cada vez que encuentro pareja, año y medio.
Y así, en una sucesión de repeticiones.
Cada repetición es original.
Hay quienes dejan marcas.
Hay quienes dejan marcas en las marcas.
Hay quienes no dejan, ni se dejan, ni dejan.
Lo obvio de todo esto está en la boca del estómago,
en las ganas de tomar más café de lo que acostumbro,
en la luz y la oscuridad que no se configuran como deseo,
en ese miedo a la muerte que es ganas de morir,
en ese miedo a morir que es ganas de matar,
en ese accidente temido que es accidente esperado,
en esas ganas de encontrar que son quién sabe qué.

2013 (o el año que murieron las abuelas)

Un día pensé cómo sería cuando se murieran mis abuelas
otro día pensé cómo me sentiría cuando muriera Fidel
en ambos casos me equivoqué
no sentí lo mismo que me había imaginado
no sentí ni tanto dolor ni tanto extrañamiento
supongo que tiene que ver con que he perdido algunas ilusiones
el mundo de hoy me parece una pesadilla breve
mi vida de hoy me parece un escaparate íntimo y público
me molesta el instinto de rebaño cotidiano
las estupideces repetidas al cansancio por los noticieros y los locutores de radio
el fútbol nacional e internacional
la geopolítica, las guerras, las muertes
la muerte
cada 100 años, dijo alguien por ahí, se van todas las personas que alguna vez existieron en el planeta y son reemplazadas por unas personas totalmente nuevas
estos años que viviré no son nada para nada
cuando muera no seré, ni seré yo
no recordaré ni los besos que te di
no sabré que alguna vez viví
que alguna vez caminé
que alguna vez te abracé
que alguna vez dormí
que alguna vez escribí estas palabras para alguien que tal vez las leerá
o tal vez no.

Je te veux

Hay personas que me hacen escribir.
Tal vez, que quiera escribir no sea un buen síntoma.
Las historias no tienen ni finales ni inicios.

Sus besos me provocan,
la sensación casi elástica de su boca.
el cigarro prendido al revés.

Nadie quiere sentir.
Yo tampoco.
Es terrorífico.

Cuando leo lo que escribo me avergüenzo.
Nunca sé que hacer después de un beso.
Nunca sé que sigue después.

Demasiado tarde

Lo sentí todos los días que caminamos juntos
cuando amasamos pan
cuando dormimos juntos
cuando nos besamos
cuando temblamos
cuando te besé la frente y las manos
cuando dormías en medias
cuando te secabas el pelo de noche
cuando hacías ruidos de niña
cuando nos abrazábamos
en tus actos de ternura
en tu generosidad de frutas
en tus planes
en tu ilusión
en tu cariño.