jueves, 18 de junio de 2009

LOS GIROS A LA DERECHA

Solidaridad Global,
Córdoba, Argentina,
junio 2009.

Si se mira amplio y lejos, o íntimamente se entra en la gente, que es lo mismo, se advierte que para latinoamericanos y caribeños, la existencia siempre ha sido marcada por “crisis”. Como debería saberse, la palabra ‘crisis’ no remite a la muerte de algo sino a un momento de cambio especial y brusco en un proceso, cambio del que podría seguirse una situación o peor o mejor que la existente antes del cambio. Hoy, con la complicidad de los medios masivos, la palabra “crisis” se utiliza cuando los actores responsables por hacer de la existencia una ruina para la mayoría advierten que ya no pueden, por un tiempo, tapar los hedores y conflictos de su imperio.

Debido a los imperios que estructuran economía y cultura en las sociedades latinoamericanas y a su dependencia periférica en una economía mundial capitalista, nuestras poblaciones no acaban de sacudirse, personal y socialmente, de las crisis, las decantadas por los raptos neoliberales o las abiertas por las violaciones sistemáticas de derechos humanos bajo los regímenes de Seguridad Nacional, por ejemplo, cuando ya se las empuja de bruces en otra u otras: la burbuja financiera estadounidense extendida al sector productivo y que golpea mundialmente a los asalariados, la gripe norteamericana que desnuda tanto la debilidad o inexistencia de políticas públicas en salud como la vulnerabilidad de ancianos, niños, desnutridos, enfermos y desplazados y, como si estos apremios e incertezas fueran pocos, la prensa comercial comienza ahora a destacar y celebrar el “giro a la derecha” de los electores en América Latina y Europa.

Por supuesto, el “giro a la derecha” no es de hoy ni solo de los electores. Se trata de una vigoroso ethos de la transición entre siglos gestada por la oportunidad que, para el capitalismo, generó el suicidio de la URSS. Junto al colapso del comunismo histórico entró en hibernación el capitalismo “amistoso” de los llamados socialdemócratas. Para Europa fue la Tercera Vía de Tony Blair. Para América Latina, en cambio, el primer Consenso de Washington (estabilidad macroeconómica, privatización, desregulación corporativa, apertura al capital transnacional, flexibilización laboral). Comparten solo codicia, desregulación y jibarismo estatal. En Europa se añade la voluntad de quitar impuestos y se adorna la boñiga aduciendo postmodernos apoderamientos de los individuos y de algunas comunidades (sociedad civil).

Aquí no perfumamos la mierda. La Nueva Era “sin socialismo” multiplicó la rapiña clientelar estatal y gubernamental, los “buenos negocios compartidos” con el capital extranjero, la lujuria por obesas ganancias empresariales a costa del acorralamiento y fragmentación de la fuerza de trabajo, la ávida destrucción del ambiente natural y la acentuación del desprecio por los excluidos. Políticos y partidos al mando, y su prensa, llaman a esto “pragmatismo”. La exacerbación de esta ruta, vía la impunidad jurídica y electoral de sus actores y beneficiarios, avisa un remate avieso para las diversas crisis. Digamos, un desenlace capitalista donde el término encubre un dominio oligárquico dependiente y estatalmente clientelar con fingidas instituciones democráticas centradas en la devastación de la Naturaleza: “¿Qué quieren?, aúllan los ‘tecnócratas’ en América Latina, “¿Bosques o empleo?, ¿Fuentes de agua o empleo?, ¿Mar con ballenas y tiburones o empleo?, ¿Minería a tajo abierto o empleo?”. Empleo, se entiende, precario y mal pagado.

Los aullidos avisan desenlaces sórdidos. Es lo que aplaude la prensa cuando habla del “giro a la derecha” (triunfo de Martinelli en Panamá y eventuales victorias de Serra en Brasil, Piñera en Chile, Lacalle en Uruguay, que se sumarían a la reelección de Uribe en Colombia y a un nuevo fraude en México). Los vítores, sin embargo, exaltan sobre todo el “acorralamiento” de los pueblos de Venezuela, Ecuador y Bolivia y clasifican como “de izquierda” a los Lula, Bachelet y Kirchner. Tal vez, pero en todo caso no tienen raíz popular ni aceptan interpelaciones que provengan de racionalidades populares.

'Derecha' no se dice en América Latina de partidos, sino de corporaciones y sus agentes que localmente acumulan capital para la economía global. Esta derecha puede dominar con Lula, Kirchner o Bachelet. No requiere de Uribe para acosar a Morales o Chávez, porque enlista, sobre su peso, fuerzas periodísticas, clericales y geopolíticas. Como ninguna desgracia viene sola, les ayuda la fragmentación social y la desintegración de las gentes nuestras condenadas a la sobrevivencia o mala muerte individual en un mundo de mercancías. Aunque cueste y duela verlo, el giro a la derecha, con las excepciones que no hacen peso estadístico, es algo que los latinoamericanos llevamos dentro. Habría que ver qué hacemos con esto.

Articulo escrito por Helio Gallardo
Pensar America Latina

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