Las cosas y su brillo caminan por la acera,
los celulares conversan,
desde acá se ve un automóvil conduciendo a su dueño al precipicio financiero.
Los culos y las tetas del periódico tienen orgasmos publicitarios,
la tele ve niños de meses sentados en frente,
sin más compañía que la luz espectral y su ruido de tubo hueco.
La corbata esconde el hambre del dinero que opera al político y sus secretarias ejecutivas.
El teléfono es el grillete que produce eyaculaciones billetera mediante.
El viágra se instala en el hueco de la erección perdida,
oculta la falta de ganas, la ausencia de ser humano de ese espantapájaros
con calzoncillos de marca que copula muñecas de carne
y cabezas de aire para demostrar su hombría.
La familia es un circo, la Iglesia estafa y simulacro.
El empleo es una violación de ocho horas o más reiterada día tras día.
El salario un insulto.
El congreso un zoológico,
el zoológico la pesadilla humana de los animales.
Y yo acá, escondido detrás de mis miedos,
siempre detrás de mí,
lejos de mí. Cerca del guión y su seguridad,
del supermercado y sus embutidos,
de las pantallas luminosas y sus agujeros negros,
gozando de la obscenidad del entorno y mi derrota elegida.
Qué suerte la mía, dice mi compañero de jaula!
Dé gracias a Dios que tiene "trabajo" y no lo han echado por tener sexualidad en horario laboral.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario