NEGRITA DE LOS ÁNGELES, DERRAMA TU AMOR SOBRE COSTA RICA

Óscar Arias Sánchez *

Aunque me encuentre lejos, mi corazón se inclina hoy frente a la gruta de nuestra Basílica. Ante tu presencia, Virgen Santa, me pongo de rodillas, porque cargo sobre la espalda el peso de un país que necesita tu ayuda. El pueblo de Costa Rica es un niño que corre al regazo de su Madre; que en días difíciles busca encontrar la mano que lo guíe a través de la adversidad.

Estos son días difíciles y necesitamos tu ejemplo para poder atravesarlos como una sola familia.

Danos tu ejemplo de aceptación. Hoy que tenemos que enfrentar circunstancias internacionales desfavorables, mientras algunos pretenden ignorarlas para no tomar decisiones, ayúdanos a tener la misma aceptación que tuviste frente al Ángel del Señor cuando te anunció que serías la Madre de Dios, y permítenos adoptar las acciones necesarias para salir adelante, sin que sufran más quienes menos tienen.

Danos tu ejemplo de paz. El odio genera odio, y la paz sólo puede venir del amor y del respeto que se aprende en el hogar, la escuela y el colegio. Por eso te pido que nos ayudes a seguir los pasos que diste al lado de tu Hijo en la Vía Dolorosa, pasos de amor y no de odio, pasos de paz y no de violencia.

Danos tu ejemplo de esperanza. Hay quienes se dejan vencer por augurios funestos, y se rinden al temor. Pero los hijos de Dios saben que lo bueno ha sido reservado para ellos, en el tiempo preciso. Ayúdanos a esperar a que pase este momento de crisis, con la misma paciencia y la misma fe con que tú esperaste la llegada del Espíritu Santo.

Danos tu ejemplo de generosidad. Hoy más que nunca, quienes disfrutan de lo superfluo deben apoyar a quienes carecen de lo esencial. Ayúdanos a ser solidarios, ayúdanos a compartir nuestros bienes. Tú que intercediste para que tuvieran vino todos los invitados de las Bodas de Caná, intercede hoy para que tengan pan todos los habitantes de Costa Rica; para que los ricos compartan su mesa con los pobres.

Te pido por este pueblo bendito. Por los enfermos y afligidos, para que reciban alivio. Por los delincuentes y drogadictos, para que encuentren una salida. Por los niños y adolescentes, para que no pierdan el camino. Por los inmigrantes y refugiados, para que se sientan incluidos. Por los pobres, los adultos mayores, las madres solteras, los desempleados y las personas con discapacidad, para que los abraces con tu amor eterno.

Y te pido, Nuestra Señora de los Ángeles, por la Iglesia Católica. Protégela para que pueda seguir realizando su labor, para que pueda seguir sembrando la semilla de Dios en el corazón humano, especialmente en el corazón joven.

Estando fuera del país he escuchado sobre los recientes actos de violencia en una de nuestras universidades, y supe del enojo que esos hechos han generado en contra de nuestra juventud. Pero escuché también el mensaje que Su Santidad, el Papa Benedicto XVI, dio a los jóvenes del mundo en Australia, y ese mensaje nos recordó que los discípulos de Jesús fueron jóvenes, imperfectos y propensos al error, pero llenos de amor y de voluntad, llenos de vida y de entusiasmo. Fue la juventud la que primero recibió el mensaje de Cristo, y sentó los pilares de la Iglesia Católica. Por eso hoy te pido, Virgen de Los Ángeles, que recordemos que nuestra juventud será muy pronto el pilar de nuestra sociedad y, por lo tanto no necesita rechazo, sino amor y conducción. La Iglesia es indispensable para poder alcanzar, en palabras de Su Santidad, "¡Que mediante la acción del Espíritu Santo, los jóvenes tengan la valentía de llegar a ser santos! Esto es lo que necesita el mundo, por encima de cualquier otra cosa".

Negrita de Los Ángeles, derrama tu amor sobre Costa Rica. Inunda este país de esperanza, de fe y de prosperidad. Danos confianza en el día de mañana porque de tu mano ninguna tempestad es más fuerte que nosotros.

Dios bendiga a los costarricenses.

* Presidente de la República