jueves, 10 de septiembre de 2009

Consideraciones en un día violento cualquiera

La destructividad es parte de la vida. Es la vida que busca reposo de la vida, descanso del dolor que es el sufrimiento final. Ese sufrimiento final que lleva a la paz perpetua. El conflicto es parte inherente de la existencia; no existe existencia sin conflicto, sin problemas que resolver, sin obstáculos que sortear.

Se puede decir que la violencia también es factor en la existencia humana. Cualquier formación social precisa de ciertos límites (cierta violencia) a los impulsos humanos, tanto los agresivos como los reproductivos. Por lo tanto, es necesaria cierta instancia de mediación entre impulsos humanos individuales y existencia social. De manera similar, en el psiquismo esta la instancia que media entre los impulsos agresivos y reproductivos y la posibilidad de satisfacerlos en el entorno: el principio de realidad.

A nivel social, el principio de realidad puede ser entendido como ley con criterio de vida. Es decir, ley al servicio de los impulsos productivos y con discernimiento de singularidades.

El problema en relación a la violencia es que, primero no es única, ni tampoco unidireccional. Se produce en contextos donde la fuerza es asimétrica. Existen grupos que poseen los medios para agredir, vulnerabilizar, empobrecer. Existen otros grupos que reciben esa agresión, vulnerabilización y empobrecimiento. Estos últimos, con suerte, se irritan y valoran las agresiones, vulnerabilizaciones y empobrecimientos injustos. Se organizan e intentan resistir la violencia que reciben para sostener sus vidas y las de sus seres queridos.

Hasta aquí, podemos identificar al menos dos tipos de violencias: uno, la que se ejerce desde los grupos que poseen los medios (leyes, ejércitos, policías, medios masivos, iglesias) para mantener su dominio sobre los otros y dos, la que se ejerce desde los grupos que reciben la violencia de dominación y se quieren libres, alegres y vivos y se defienden y luchan para que, tendencialmente, no exista esa violencia de dominación. Es decir, se puede pensar en violencia que mata y en violencia que busca preservar la vida.

La resistencia pasiva no es lo mismo que resistencia no-violenta. La resistencia pasiva también es violenta, sólo que de manera distinta. Pero su objetivo es claro, restarle fuerza al rival.

Los procesos políticos son correlaciones de fuerza, y las formaciones sociales que esos procesos producen son expresión de esas correlaciones de fuerza. Idealmente, la letra de esa fuerza social es la ley. Sin embargo, la ley no funciona más que a través de instituciones y dentro de otro tipo de correlaciones de fuerza que no necesariamente necesitan expresarse en la letra de la ley para ser efectivas.

Por último, es posible pensar en una tercera forma de violencia. La violencia que se ejerce desde grupos vulnerabilizados hacia otros grupos que pueden ser, en ciertas circunstancias, vulnerabilizados, pero que es expresión o síntoma de la violencia inercial de la estructura social que empobrece. Es la violencia destructiva interiorizada por los grupos empobrecidos que funcionan inercialmente para que esa violencia estructural se reproduzca y se multiplique.

No hay comentarios.: