martes, 2 de septiembre de 2008

Los valientes también perecen

Son las siete y siete de la noche en la maquila. Es casi hora de regresar a ser humano (en tortuoso proceso) y dejar de ser plusvalía inválida. Sin embargo, en el entramado de empobrecimientos múltiples e intensos de la gente que malvive y mal muere por éstas latitudes, aún queda el camino a casa, que no siempre, por familiar, resulta acogedor.

Quienes nos transportamos en bus de noche, por convicción ecológica o necesidad, o ambas, debemos enfrentar, querámoslo o no, la guerra que producen las políticas neoliberales dictadas por las necesidades del capital trasnacional cosmopolita, sus instituciones (FMI, OMC, BM, por citar las más perversas) y sus agentes dómesticos de turno.

Si hay algo que hemos perdido y seguiremos perdiendo con los PAEs y los TLCs es la paz. A como perfilan las cosas, la única paz que permanecerá es la paz del descanso eterno, dinero mediante.

La violencia estructural de un sistema que reproduce hasta el orgasmo desigualdades y empobrecimientos no se discute cuando se habla del tema de seguridad ciudadana. No existe un debate serio sobre éste y otros temas de importancia cardinal para existir pacíficamente en este país.

Mientras tanto, de noche, en la calle, se camina intranquilamente, se conduce intranquilamente, se cena intranquilamente. Y no es todo espejísmo. La televisión y la prensa no hacen más que traducir el miedo, cada día más justificado, en rating, es decir en colónes, pesos mexicanos o dólares. No hay espectáculo sin morbo, no hay ganancias sin ruina. No digo que sus medios de confusión masiva no aporten algo a la ecuación del miedo. Sin embargo, no todo se le puede atribuir a ellos. No se puede asustar con la chaqueta del muerto.

Lo cierto es que cuando me bajo del bus y camino los 150m que hay de la parada a mi casa, muchas veces opto por encomendarme a la Virgen de Los Angeles. No todo el tiempo me ha funcionado.

1 comentario:

juanalaconfisgada dijo...

NO ENTENDI LO DE EDAFOLOGIA....
PERO BUENO¡¡¡...;/